miércoles, marzo 9

Sor Juana Inés de la Cruz: monja y lesbiana ? comoooooooo?

La mayor poeta que tiene México es Sor Juana, monja y lesbiana.


Juana Inés de la Cruz versó su amor, que algunos prefieren llamar platónico y otros sáfico, con tal de no decir directamente amor lésbico, Eros entre mujeres, que se gozan y excitan una a otra y se aman con corazón y mente.

La mujer de la que Sor Juana se enamoró fue María Luisa Manrique de Lara, la hermosa condesa de Paredes.

El tema de la vida sexual de Sor Juana sigue molestando porque vivimos en un país machista, es decir, temeroso de sí mismo y de los otros, herido de intolerancia.

Octavio Paz en su Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe anota que la condesa “estaba casada con un marido mediocre y, a juzgar por el retrato que conocemos, más bien enteco e insignificante”. Su matrimonio era una fachada triste.

Sor Juana, en cambio, era profunda, inteligente, desafiante, en suma, atractiva.

“Ni la vida religiosa ni la matrimonial, ni la liturgia conventual ni las ceremonias palaciegas, ofrecían a Juana Inés y a María Luisa satisfacciones emocionales o sentimentales”, dice Paz, que describe el modo en que la monja y la condesa se amaban en secreto para no despertar la rabia de la Iglesia Católica de la Nueva España.

El propio Paz es tímido en su comentario. Pareciera tener miedo de hablarlo abiertamente. Esquiva palabras. Digrede abstracciones filosáficas, perdón, filosóficas.

Aunque la sabe lesbiana, la vuelve asexuada. Paz también aprisionó a Sor Juana.

Cuando ha sido desafiante, la literatura mexicana —el contrario del futbol o la economía— ha sido de primer mundo. Esa literatura mexicana, estimados lectores, la hicieron, en buena medida, personas no heterosexuales, como Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta o Salvador Novo.